Manzanas podridas

El manzano en medio del césped igualado como una cabeza al rape recién pelada, sólo el arbolito daba sombra en verano allí. Y precisamente allí era donde Mark Williams solía recostarse después de haber adecentado las cuadras, dado de comer a los cochinos, haber peinado las crines de Sirio (el caballo favorito del señor), haber cortado cada pelo de pasto más largo que los demás y haber llevado la correspondencia de Sir Isaac al pueblo. Eso era lo único que pedía el señor, apenas le veía. Siempre encerrado en su biblioteca.

Todos los días lo mismo. Al acabar la jornada se tumbaba a ver la puesta de sol bajo el manzano, si era época cogía de las ramas uno de sus frutos y lo degustaba a grandes y sonoros mordiscos. Era el mejor momento del día. No había duda, el señor siempre lo decía, esas Grammy Smith eran las mejores manzanas de toda Inglaterra; algún día le harían más famoso aún. Tenía que tener bien podado y sano ese árbol, más cuidado que a él mismo. Y así lo hacía. Le había llevado años de duro trabajo tener todo aquello en perfecto estado. Poco más había que hacer en Lincolnshire.
Y aquella tarde, después de dejar el frutal recortado y sin una sola manzana (las dejo todas en la cocina donde la sra. Williams haría de ellas una fantástica tarta), Mark fue al pueblo a dejar las cartas de Mr. Newton a su gran amigo Leibniz a correos.
"Hay algo para ti Mark" dijo el funcionario de siempre, "es de tu hermano Thomas". Que rata de alcantarilla, siempre leía las cartas de los demás-pensó Mark, mientras le daba las gracias.
-Padre está muy enfermo. Quiere verte antes de morir. Mark- Su hermano siempre fue parco en palabras. Tampoco había mucho más que decir.
Una vez en el caserío de los Newton pidió a Sir Isaac unos días libres a fin de poder ir al norte a ver a su padre moribundo. No las tenía todas consigo pues sólo él cuidaba de aquella manera tan maternal el césped, los animales y el manzano familiar, pero Sir Isaac era ante todo un hombre religioso y accedió sin más a cambio de que la señora Williams se quedara (pues adoraba sus tartas de manzana). Prometió pedirle a Dios todos los días porque el señor no quisiera llevarse al padre de Mark junto a El, así como hacerse cargo del enorme jardín de su casa de campo pues le gustaba el orden y la rutina, como más tarde demostró.

Cuando Mark llegó a su humilde aldea del norte de la isla de Gran Bretaña su padre ya había sido enterrado y su pobre madre aún lloraba porque su primogénito no estuvo presente. Le llevo un par de meses arreglar todos los papeleos para que su hermano pudiera hacerse con el terruño de su padre y así poder mantener tanto a su familia como a su madre. Mark nunca fue muy familiar. Además todo el tiempo que estuvo en su hogar no dejo de pensar en ningún momento en qué estado se encontraría su amado prado y su sombra más cálida.

Una vez estuvo de vuelta en casa todo era un desastre. El césped parecía el cabello de un proscrito, largo y desigual, descolorido y oxidado. La sombra de su árbol estaba plagada de manzanas podridas. El señor andaba como loco por la casa dando brincos. En cuanto le vio se abalanzó sobre el en un succionante abrazo. "¿Cómo esta tu padre Mark?" "Murió, se lo llevo una grave pulmonía, ya sabe el frió que hace allá arriba""¿Sabes? Cuidaste muy bien del manzano, siento lo de tu padre, siempre pedí por que no fuera tan grave como pintaba eso si ya encontré nombre".

Aquella tarde hubo una gran recepción en la casa de Sir Isaac. Gente muy importante. Mark arreglaba el césped y tiraba manzanas podridas al corral de los puercos.

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