Miradas

Su mirada dulcemente empalagosa de merengue.

Su aletear de pestañas arrimeladas.

El dulce deslumbrar de sus vistazos como un amanecer con copas de más.

El regazo familiar de sus pupilas a gas azul de mechero, contaminación mínima.

Sus ojos achinados de malicia lujuriosa en mis mañanas embrutecidas.

Todo se lo llevó de golpe, incluso el olor a nuevamenteusado de sus bragas.

Su línea de mirada disparó a mi corazón,
y a nuestro concurrido lecho conyugal.
¡No es lo que parece! Sus antinieblas ya no escuchaban.
Sus parpadeos de ráfagas de napalm, de bombas de rácimo, de destrucción.
De lo tiro todo por la ventana. Tu ropa. Tus libros. Tu pijama de Mazinger Z.
Y hasta tus gafas de ver de cerca.

Sus sempiternas ojeras se tornaron rosas y se fueron para siempre. ¡Adiós!
Por fin.

No hay comentarios:

Publicar un comentario