El verano aquel

Todo esto ocurre en el verano en que aprendí que los olores fuertes no tienen por qué ser desagradables. Fue el verano que mi padre se tiró metido en el sótano de la casa de la playa, en Torrevieja, buscando no se qué señales de los extraterrestres en las portadas de todos los periódicos de tirada local. El mismo verano que mi madre tuvo su primer brotre del síndrome de Ana Obregón. Mi hermano mayor se había ido a Alemania con una teutona que había conocido en un campamento de semana santa y mi hermana, la pequeña, estaba en Madrid contando los días para traer al mundo a mi sobrino.

Si no te gusta lo que has leído hasta aquí no sigas. Todo es peor desde este punto.


¿Crees que el agua de mar cura las heridas de verdad? ¿O es solo un invento de los padres?
Yo no supe qué contestar. Podría haber dicho: lo cierto es que escuece. Como si curara.


Mirábamos el horizonte, con los pies clavados en la arena, como si nos conociéramos de toda la vida, como si no fuera la primera vez que nos veíamos. Como si buscáramos una respuesta en él. No me digas cuál era la pregunta por qué no lo sé.


Lo mejor cuando estas en levante es ducharte muchas veces. Así te quitas esa costra mezcla de sudor, sal y brisa marina que se forma encima de la piel. Como una armadura.
Si te duchas en la playa no gastas agua en casa. Y si tu madre está en la sección de niños del zara intentando meterse en un top talla 11-12 y tu padre cree que mañana vienen a buscarle desde Tatooine, esperas la cola de la ducha por si alaguen lleva jabón y te deja una nuez de Lactovit. En casa no hay.

Si a todo esto unimos que te acompaña la única persona que se ha fijado en tus patillas pintadas en boli negro en todo el verano lo que esperas, entonces, es que se corte el agua y que su madre no la llame para comer paella o boquerones o lo que quiera que comiesen las familias aquel verano. Todo con tal de no ir a casa. O de estar con ella. Supongo que viene a ser lo mismo. No sé.


¿Crees que el agua potable es significativamente diferente en composición al agua no potable?, ¿O es otra gran mentira de los mayores?

Tampoco supe qué decir, podría haber dicho: lo cierto es qué si bebes la mala te puede entrar diarrea. Pero tampoco estaba seguro.

Y el agua de la ducha estaba fría. Fría como para acostumbrarse a lo que viene después: frió y más frió. Una ducha en compañía con agua fría, la piel erizada y sus pezones de punta, daban ganas de aullar al sol. Llamando al resto de la manada como si uno de nosotros estuviera en peligro. Un poco de miedo si qué había la verdad. Y su mirada era tan familiar, tan cercana, tan amenazante. Decía algo así como: déjame matarte, te gustara. O algo así.

Si no me hiciste caso antes, házmelo ahora. Porque esto se acaba y el final no te gustará.


Cuando vuelves a casa no huele a ensalada campera ni a huevos cocidos. Huele más a pis de perro o al de tu propio padre que esta en bañador frotándose con la mano derecha, muy fuerte, el pelo completamente desgreñado. "Hoy es el día, hoy es el día". Es lo único que dice mientras pasea por la sala de espera que es ahora el pasillo encendiendo otro cigarrillo y abriendo otra lata de cerveza. "Hoy es el día, hoy es el día". ¿Cómo te quedas?. Te quedas quieto comiendo palomitas y buscas su mirada por la casa, pero ella ya no está. Jurarías haber entrado con ella. Pero ya no está. Incluso miras debajo de la cama y sales al descansillo. Pero sólo ves a tu padre desaparecer camino de Coruscant o de Naboo. "Hoy es el día, hoy es el día"

¿Crees que somos el único planeta con vida del universo? ¿O que es una mentira más?

Podría haber contestado pero, bueno, mi padre vivía en otro planeta dentro de este y ella, en ese momento, me enseñaba otro diferente. Más húmedo, más corto y mucho menos frío.

"Hoy es el día, hoy es el día" seguía diciendo cuando entró en su habitación y nos vio.

No le he vuelto a ver, se lo llevaron a otro planeta. Lo último que escuché de ella es que aún sigue haciéndose preguntas sin respuesta. Bueno y que finalmente consiguió meterse en un top talla 11-12.

No digáis que no os avisé.

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